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Carta de una desconocida
2018

Carta de una desconocida      

Stefan Zweig

Editorial Acantilado

Barcelona, 2002

pp. 72

 

La acción se sitúa en los años veinte del siglo pasado. Los hechos ocurren en Viena. El escritor R. regresa de un viaje y revisa la correspondencia. Ese día cumple 41 años. Entre los sobres le llama la atención uno más voluminoso que los otros, lo abre y empieza a leer la carta que inicia: “A ti, que nunca me has conocido”.

Es el relato de la vida de una mujer que le dice siempre lo amó. Ella es desconocida para él. Le platica que eran vecinos porque el departamento de sus padres, donde ella vivía, estaba en el mismo edificio. Le asegura que desde los 13 años lo amó y nunca dejó de hacerlo y que si está leyendo esta carta es que ya murió.

Le cuenta que para ella fue un suplicio cuando su familia se fue a vivir a otra ciudad. Años después, cuando regresó, pasaba por el lugar donde él vivía. Ya cumplidos los 18 años se encontró con él en la calle y fueron a su departamento. Él no la reconoció. Producto de ese encuentro es un hijo de ambos, que acaba de morir. Años después se volvieron a encontrar. Él no la reconoció. La confundió con una prostituta.

Le cuenta que se hizo cargo de su hijo sin que nada le hiciera falta y que siempre lo mandó a las mejores escuelas. Para eso tuvo que relacionarse con hombres ricos y poderosos, que le ofrecían matrimonio y que le daban dinero para estar con ellos. Le dice que nunca le quiso decir de su hijo porque estaba segura no lo iba a reconocer como suyo. Ese hijo fue una manera de hacerlo presente y tenerlo cerca. Le revela que las rosas blancas que le llegaban todos los cumpleaños las enviaba ella.

Zweig en Carta de una desconocida (1922), como después en 24 horas en la vida de una mujer (1929), recurre a la confesión de las mujeres, protagonistas de estas novelas, como la única manera de ser escuchadas, comprendidas y por lo mismo no ser juzgadas. En este caso eso ocurre a través de una larga carta, que permita al personaje desahogarse de lo vivido y nunca antes contado. Es un monólogo que no pide respuesta.

En esta mujer su reclamo más profundo es que él nunca la reconoció. Quería que él supiera quién era y ahora la carta lo deja en claro. Su texto es un testamento. Zweig, con ese escrito, reivindica a las mujeres minimizadas hasta el desconocimiento por parte de los hombres. Es el relato de una desconocida que quiere ser conocida.

Está presente la abnegación como característica fundamental del amor femenino. Como plantea Gabriel Schutz “la abnegación de la mujer que escribe es ciega, y el hecho de que ame sin ser correspondida no obedece a la pureza de quien se entrega sin esperar nada, sino a un empecinamiento sordo, a una fantasía urdida a solas para su sola complacencia”.

“Es, continúa, la abnegación en nombre del sacrificio que nadie ha pedido ni atestiguado, una abnegación que se quiere desinteresada, pero desespera por ser reconocida y, lejos de ser gratuita, desliza entre expresiones sentimentales una ristra de acusaciones a medias, un ambiguo endeudamiento”.

¿Ella con su actitud y reclamo expresa el no reconocimiento del padre o es la víctima que se siente moralmente legitimada para acusar a quien no la reconoce? Zweig en la novela describe el amor sin sentido, pero al tiempo apasionado, de la mujer de la carta. Es un amor que la ha hecho infeliz, pero al mismo tiempo, de manera contradictoria, ha dado sentido a su vida.

Es un texto hermoso y desgarrador, que registra, con la escritura siempre perfecta de Zweig, todos los sentimientos humanos: la pasión, la desesperanza, el abandono, la soledad, el dolor, el amor, la indiferencia, la entrega y muchos más. Es una novela psicológica que se propone penetrar en la manera de pensar y sentir de la mujer. En 1948, la obra fue llevada al cine.

 

Versión originalBrief einer Unbekannten, publicada en 1922. Traducción del alemán al español de Berta Conill.